¿Carne o Pescado?
Ojo al siguiente texto, que aunque un poco largo es muy muy
interesante:
Escrito por topopardo de Punto y Aparte
Se ha descrito el software libre mediante diversas metáforas,
como el de las recetas de cocina de Stallman. Basándome un
poco en esa suposición, he intentado ir más allá y hacer
todo lo posible para convencer a la gente que use -como
mínimo, que pruebe- el software libre. Allá va.
Imagina que entras en un restaurante para comer. El
camarero, antes de mostrarte la carta, te sirve un plato
de estofado. El plato tiene buena pinta; cuando miras a
tu alrededor ves que todo el mundo está comiendo estofado.
Cuando lo pruebas, notas que su sabor es horrible. No
parece ternera ni cerdo. Pero todos siguen con su estofado,
así que supones que tendrás que comértelo de todos modos.
Ya llevas la mitad del plato cuando entra otra persona,
que se sienta en la mesa de al lado. Le sirven estofado,
pero devuelve el plato. Pide lenguado en salsa.
Extrañado, te preguntas si el pescado también será tan
malo como el estofado. Ves que esa persona tarda alrededor
de un cuarto de hora en quitar todas las espinas y limpiar
la pieza, pero la comida parece gustarle. Un señor que hay
sentado a tu lado se da cuenta de que estás observando al
chico del pescado, y te comenta "No entiendo como puede
comer pescado. ¡Pierde todo el tiempo tan sólo para
limpiarlo!". El chico se da cuenta y le contesta "Pero
merece la pena la espera".
Además, oyes conversaciones en las que se dice que
alguno de los que comió estofado el día anterior está
con gastroenteritis, posiblemente por comer carne en mal
estado. Mientras la persona del pescado está acabando,
llama al cocinero para explicarle que el plato estaba
exquisito, pero con un poco de zumo de limón hubiera quedado
más jugoso. Decides llamar tú también al cocinero para
comentarle que el estofado es asqueroso, pero te responde
que el hecho de comer estofado te prohíbe preguntar de
dónde salió la carne, y no puedes cambiar las patatas
por champiñones en caso de que no te gusten. "¿Cómo es
posible que no pueda saber qué animal estoy comiendo?",
le dices. Por lo visto, la empresa que distribuye la
carne guarda celosa ese secreto, aunque garantiza que
es de calidad y apta para el consumo humano.
La persona del pescado se dispone a marchar, y se va
sin pagar la cuenta. Preguntas al camarero, y te dice
que el pescado es gratuito, pero el estofado hay que
pagarlo. El señor de antes te comenta "Si es gratis,
seguro que no es de fiar", aunque piensas si realmente
algo puede estar más malo que la carne que te acabas
de comer. Pagas una cantidad exorbitada por un estofado
malísimo, y marchas del restaurante. En tu camino a casa,
ves que en otro restaurante el pescado cuesta dinero,
aunque ni la mitad que la carne. El camarero te dice
que el pescado es el mismo, pero esta vez lo sirven con
extra de guarnición si quieres. Si no, también es gratis.
A la semana siguiente, vuelves al mismo restaurante.
Piensas si probar el pescado o seguir con la carne. Nuevamente,
todos los comensales han pedido estofado. En una mesa encuentras
al chico de la semana pasada, en lugar de lenguado ha pedido
merluza al ajillo. Te invita a sentarte a su lado.
Tomas asiento, y el camarero aparece con un plato de estofado.
Qué asco. Otra persona te dice en voz baja "Recuerda que si
comes pescado no te sirven vino rosado". El chico que está
sentado a tu derecha está bebiendo vino blanco, así que
tampoco notarás mucho la diferencia. Se dirige a tí "¿Quieres
pescado? Si no te ves capaz de limpiarlo, te puedo echar una
mano. Está buenísimo. Si lo pruebas y no te gusta, no pasa nada,
siempre podrás volver al estofado". Se ríe y añade "¿De verdad
te gusta? Es malísimo".
Empiezas a dudar, y recuerdas lo que te dijeron la semana pasada.
Le preguntas acerca de la procedencia del pescado, podría ser
que estuviera en mal estado. Te contesta que ese pescado es
del día, que puedes ir tú mismo a la lonja a comprobar como
el dueño del restaurante lo adquiere todos los días. Nadie
te garantiza que sea bueno, pero resulta que sí lo es. Tú
mismo puedes comprobarlo. Te comenta que los grandes gourmets
siempre piden pescado para comer. Como necesitan cierta garantía
de calidad por su estatus social, pagan a un notario para que
vaya todos los días al puerto a comprobar que, efectivamente,
el pescado es fresco. El resto de comensales se aprovechan de
esto, pues el notario no sólo garantiza el pescado de los más
exigentes, sino todos los palés que pasan por la lonja.
Además añade "¿O es que acaso puedes comprobar la procedencia
de la carne? Sabes, cualquiera puede pescar su propio pescado
y comerlo como más le guste. En cambio, la empresa que
controla la carne no permite cocinarlo de maneras que no
sean las que ellos quieren. Ni siquiera dicen qué animal
estás comiendo, ¿Te parece normal? ¿Si su carne es tan
buena, qué tienen que esconder?"
"Una vez que te has acostumbrado a limpiar el pescado de
espinas, aunque tardes un poquito más en comer, te quedas
más a gusto. Insisto, te echo una mano hasta que te acostumbres.
No entiendo cómo puede haber gente que pague por esa ¿carne?".
Le recuerdas que mucha gente marcha sin pagar. "Sí, claro
que puedes irte sin pagar. Pero pudiendo comer un buen pescado,
no comería ese estofado ni aunque me lo regalasen. Y si
lo pruebas lo entenderás".
¿Qué elegirías para comer?
interesante:
Escrito por topopardo de Punto y Aparte
Se ha descrito el software libre mediante diversas metáforas,
como el de las recetas de cocina de Stallman. Basándome un
poco en esa suposición, he intentado ir más allá y hacer
todo lo posible para convencer a la gente que use -como
mínimo, que pruebe- el software libre. Allá va.
Imagina que entras en un restaurante para comer. El
camarero, antes de mostrarte la carta, te sirve un plato
de estofado. El plato tiene buena pinta; cuando miras a
tu alrededor ves que todo el mundo está comiendo estofado.
Cuando lo pruebas, notas que su sabor es horrible. No
parece ternera ni cerdo. Pero todos siguen con su estofado,
así que supones que tendrás que comértelo de todos modos.
Ya llevas la mitad del plato cuando entra otra persona,
que se sienta en la mesa de al lado. Le sirven estofado,
pero devuelve el plato. Pide lenguado en salsa.
Extrañado, te preguntas si el pescado también será tan
malo como el estofado. Ves que esa persona tarda alrededor
de un cuarto de hora en quitar todas las espinas y limpiar
la pieza, pero la comida parece gustarle. Un señor que hay
sentado a tu lado se da cuenta de que estás observando al
chico del pescado, y te comenta "No entiendo como puede
comer pescado. ¡Pierde todo el tiempo tan sólo para
limpiarlo!". El chico se da cuenta y le contesta "Pero
merece la pena la espera".
Además, oyes conversaciones en las que se dice que
alguno de los que comió estofado el día anterior está
con gastroenteritis, posiblemente por comer carne en mal
estado. Mientras la persona del pescado está acabando,
llama al cocinero para explicarle que el plato estaba
exquisito, pero con un poco de zumo de limón hubiera quedado
más jugoso. Decides llamar tú también al cocinero para
comentarle que el estofado es asqueroso, pero te responde
que el hecho de comer estofado te prohíbe preguntar de
dónde salió la carne, y no puedes cambiar las patatas
por champiñones en caso de que no te gusten. "¿Cómo es
posible que no pueda saber qué animal estoy comiendo?",
le dices. Por lo visto, la empresa que distribuye la
carne guarda celosa ese secreto, aunque garantiza que
es de calidad y apta para el consumo humano.
La persona del pescado se dispone a marchar, y se va
sin pagar la cuenta. Preguntas al camarero, y te dice
que el pescado es gratuito, pero el estofado hay que
pagarlo. El señor de antes te comenta "Si es gratis,
seguro que no es de fiar", aunque piensas si realmente
algo puede estar más malo que la carne que te acabas
de comer. Pagas una cantidad exorbitada por un estofado
malísimo, y marchas del restaurante. En tu camino a casa,
ves que en otro restaurante el pescado cuesta dinero,
aunque ni la mitad que la carne. El camarero te dice
que el pescado es el mismo, pero esta vez lo sirven con
extra de guarnición si quieres. Si no, también es gratis.
A la semana siguiente, vuelves al mismo restaurante.
Piensas si probar el pescado o seguir con la carne. Nuevamente,
todos los comensales han pedido estofado. En una mesa encuentras
al chico de la semana pasada, en lugar de lenguado ha pedido
merluza al ajillo. Te invita a sentarte a su lado.
Tomas asiento, y el camarero aparece con un plato de estofado.
Qué asco. Otra persona te dice en voz baja "Recuerda que si
comes pescado no te sirven vino rosado". El chico que está
sentado a tu derecha está bebiendo vino blanco, así que
tampoco notarás mucho la diferencia. Se dirige a tí "¿Quieres
pescado? Si no te ves capaz de limpiarlo, te puedo echar una
mano. Está buenísimo. Si lo pruebas y no te gusta, no pasa nada,
siempre podrás volver al estofado". Se ríe y añade "¿De verdad
te gusta? Es malísimo".
Empiezas a dudar, y recuerdas lo que te dijeron la semana pasada.
Le preguntas acerca de la procedencia del pescado, podría ser
que estuviera en mal estado. Te contesta que ese pescado es
del día, que puedes ir tú mismo a la lonja a comprobar como
el dueño del restaurante lo adquiere todos los días. Nadie
te garantiza que sea bueno, pero resulta que sí lo es. Tú
mismo puedes comprobarlo. Te comenta que los grandes gourmets
siempre piden pescado para comer. Como necesitan cierta garantía
de calidad por su estatus social, pagan a un notario para que
vaya todos los días al puerto a comprobar que, efectivamente,
el pescado es fresco. El resto de comensales se aprovechan de
esto, pues el notario no sólo garantiza el pescado de los más
exigentes, sino todos los palés que pasan por la lonja.
Además añade "¿O es que acaso puedes comprobar la procedencia
de la carne? Sabes, cualquiera puede pescar su propio pescado
y comerlo como más le guste. En cambio, la empresa que
controla la carne no permite cocinarlo de maneras que no
sean las que ellos quieren. Ni siquiera dicen qué animal
estás comiendo, ¿Te parece normal? ¿Si su carne es tan
buena, qué tienen que esconder?"
"Una vez que te has acostumbrado a limpiar el pescado de
espinas, aunque tardes un poquito más en comer, te quedas
más a gusto. Insisto, te echo una mano hasta que te acostumbres.
No entiendo cómo puede haber gente que pague por esa ¿carne?".
Le recuerdas que mucha gente marcha sin pagar. "Sí, claro
que puedes irte sin pagar. Pero pudiendo comer un buen pescado,
no comería ese estofado ni aunque me lo regalasen. Y si
lo pruebas lo entenderás".
¿Qué elegirías para comer?
3 comentarios
sefer -
Y entendi todo - aunque soy vegetariano JAJAJ
SuRiV -
Jejejeje
Anónimo -
Muy chulo tu blog, un estilo muy chulo, muy currado.
Sigue así